No me pregunten qué tengo.
Fernando Sandoval.
No me pregunten porque sonrío.
No me digan nada si lloro por dentro.
No me digan nada, tan solo es porque he perdido un miembro más de mi familia.
Entre más avanza la edad y el tiempo llena de canas y arrugas mi cuerpo, la vida se vuelve más corta, más sensible, buscando desesperadamente detener el tiempo.
De nada sirve conservar aquel objeto tan preciado para uno, si al final de todo, no llevaremos nada a nuestro destino final.
Aquella caja fría, lúgubre y oscura.
No me digan nada si me ven llorar por dentro,
Muchos saben el dolor profundo de la flor marchita durante su desoje y su pronta marchites en una belleza ensimismada de colores y deseos.
No me digan nada, si marcho, si camino lento o voy de prisa.
El tiempo no se detiene.
Se ha llevado un miembro más,
Y estoy enojado con Dios,
Él sabe cuándo tienen que quitarnos lo que queremos o lo que
No cuidamos en su tiempo y su espacio.
Enojado, no, molesto con la vida misma de pujantes contradicciones.
Por milagros se da la vida y por espacios nos da la muerte.
Enojado con todos, con ustedes y con ninguno.
La hipocresía banal de un pésame
Como el beso de judas en la mejilla.
De la misma manera, el espacio tan corto,
No miramos entre los vivos pero si entre los muertos que han partido.
No me digan nada si les señalo su indiferencia.
Muchos tienen madre y padre, mujer e hijos,
Otros van dejando huella en la soledad que nos acompaña perdiendo no solo
La vida, también muerte.
No han sentido el vacío inmenso que dejan sus corazones rotos
De los seres queridos que han partido.
Fríos, frívolos y disolutos. Una realidad que duele, lastima y que corta.
No me digan nada,
Porque los dolores se quitan con recuerdos,
Con tormentos y con un vino amargo.
No me digan nada,
Ninguno es ejemplo,
Y si arrogancia del tiempo.
No me digan nada,
Nunca se han molestado, a decir te quiero
Y a decir lo siento.
Nunca es tarde para mirar a los vivos que tenemos adentro,
Mientras lloro la partida de aquel bebe gato que no llora pero que siento.
Llueve, hace frio y hay tormento.
Mi electrón, corre entre nubes de algodón, comiendo y lamiendo los recuerdos de mi madre que hoy encuentro.
Pronto habrá encuentro.
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