
Un proyecto que lleva casi cinco años logrando la reproducción del sapo de cresta bajo condiciones controladas ha liberado 872 individuos en vida silvestre y realiza monitoreo continuo de la población. Que, además, se ha extendido al cuidado del ajolote, también en peligro crítico de extinción. Puede ser acreedor a 500 mil pesos, monto que es ofrecido al ganador del premio por la empresa automotriz alemana, que será destinado a construir instalaciones para el cuidado y preservación del hábitat.
El sapo de cresta es un anfibio que vive únicamente en una pequeña localidad, llamada Xocoyolo en el municipio de Cuetzalan. La especie de ajolote en protección se ubica en la laguna de Alchichica, en la cuenca Libres-Oriental. Ambos animales se comportan como indicadores ambientales, debido a su sensibilidad a cualquier perturbación, que su piel absorbe todo contaminante químico y son controladores naturales de plagas, “pues se alimentan de insectos que se reproducen a tasas muy rápidas y pueden comerse nuestros alimentos o incluso, representan riesgos de enfermedades como Zika o Chikungunya”, comentó el egresado de la UDLAP.
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